Pablo Cerezal, escritor y guionista
La música industrial enfrenta al oyente a
sentimientos fáciles
de albergar pero difíciles de expresar.
La dispersión de algunos ‘obreros
especializados’ de ‘Aviador Dro’, originó un extraño, incómodo, y persistente grupo
en los márgenes de ‘La Movida’: ‘Esplendor Geométrico’. Tomando un verso del
poeta futurista Marinetti, sintetizaban su ideario. Casi cuarenta años después
de su formación, el grupo sigue en activo, aunque en nuestro país su nombre sea
ubicado por unos pocos. Para esos pocos, y para todos cuantos estén interesados
en profundizar en la música industrial y el arte de vanguardia, llega a las
pantallas Geometría del esplendor, dirigido
por José Ramón da Cruz. El mismo da Cruz, junto a Pablo Cerezal, firma el guion
de este largometraje documental.
¿Cómo surge la idea de hacer
un documental sobre Esplendor Geométrico (EG)?
Acabábamos de hacer un videoclip para un joven
y prometedor músico británico, Adrian Timms, y disfrutamos enormemente la
experiencia de llevar a la música el concepto audiovisual de José Ramón da Cruz
(el director de Geometría del esplendor).
Ahí nació la idea de hacer un videoclip para un tema de EG. Pero en seguida nos
dimos cuenta de que el grupo, su historia, su concepto creativo, merecían mucho
más, y que a su alrededor podíamos construir todo un tratado audiovisual,
conceptual y artístico. Y nos lanzamos a ello.
Quizás EG ¿fue uno de los
grupos más incomprendidos de la Movida?
EG, directamente, no pertenecían a eso que
llamamos “la Movida”. EG surge, de hecho, casi como confrontación a todo lo que
dicha Movida suponía. Lógicamente, no fueron comprendidos por casi nadie de los
que alababan a los grupos que sí estaban dentro. Por el contrario, fueron muy
bien acogidos por todo un movimiento de acción cultural que se movía en
paralelo, y cuyo interés desde el punto de vista creativo era mucho mayor. Un
movimiento tal vez subterráneo pero que, a día de hoy, ha mostrado que sus
propuestas eran más válidas. De hecho, de “la Movida” poco queda, aparte la
memoria colectiva y propagandística, a día de hoy. El mercado devoró todo
aquello. Las otras propuestas de que hablo, y en las que encajaba EG, siguen
vigentes… como EG.
Ya desde su nombre, tomado de
un poema de Marinetti, resulta una declaración de intenciones. Sin ánimo de ser
impertinente, ¿qué es música y qué no?
Jajaja… esa pregunta forma parte de una de las
líneas argumentales del documental, la que se hilvana alrededor de la voz en
OFF. Prácticamente es la que abre el documental y, a la par, una de las puertas
ante las que situamos al espectador. Mi opinión se acerca más a lo visceral y
se preocupa menos por lo académico. Pero, por encima de todo, considero que es
una pregunta que debe plantearse cada uno cuando se enfrenta a las pulsiones
que le despierta cualquier tipo de música… o no música. Siento no haber
respondido tu pregunta… ¡es por no “hacer spoiler”!
La música, ¿tiene que tener
un sentido práctico, como apunta uno de los participantes en el documental?
Para Arturo Lanz lo tiene, como bien explica en
el documental. Pero también explica que descubrió ese sentido práctico años
después de haber comenzado a hacer música. En mi opinión, la música, como
cualquier otra disciplina artística, ha de tener, por encima de todo, un sentido
emocional. Si durante el proceso creativo sientes esa pulsión emocional y un
poco suicida que te lleva a seguir creando, contra viento y marea, considero
que ya ha entrado en juego el componente práctico. Lo difícil es hallarlo. Para
eso hay que entregarse al proceso creativo, ya digo, no vale con escribir
frases más o menos ingeniosas, ponerlas en tu muro de Facebook y decir que eres
poeta, por ejemplo… aunque ahora publiquen libros con “los mejores poemas en
140 caracteres” y majaderías del estilo. Al hilo de este ejemplo… creo que los
verdaderos poetas no se consideran tales… como Arturo no se considera músico.
Eso debe ser porque han encontrado ya, en su proceso creativo, ese sentido
práctico de que hablamos.
En un momento dado, se
compara el postpunk, la música industrial, con el porno, ¿es acertado el símil?
Quien hace esta comparación es José Macabra, un
artista audiovisual que sabe jugar con el extremismo en sus creaciones. Él
habla del sadomasoquismo, concretamente. Y sí, veo acertada esa comparación
desde la perspectiva de lo horrendo que puede resultar a un público educado en
la corrección política y social el enfrentarse a la representación de pulsiones
sexuales que anidan en no pocas personas, incluso en muchas de esas que se
escandalizan. Tal vez, igual, la música industrial enfrenta al oyente a
sentimientos fáciles de albergar pero difíciles de expresar habida cuenta de
las férreas normas de eso que hemos dado en llamar “corrección” o “moralidad”.
¿Cómo fue la selección de
voces que intervienen en el documental? ¿Cuántos se quedaron fuera?
Pues, sinceramente, lo que en principio parecía
sencillo se volvió complejo. Hay muchas personas con amplio criterio que
podrían haber estado en el documental. El principal escollo fueron las
dificultades de financiación, sobre todo en el caso de artistas que viven fuera
de nuestras fronteras y a quienes nos hubiese gustado incluir. Sin embargo,
podemos aplicar eso de “no están todos los que son pero son todos los que
están”. Y, hablando de los que están, ha sido realmente cómodo y sencillo
trabajar con todos ellos, por su
predisposición absoluta desde el primer instante y su tremenda
honestidad.
Hoy en día, en España, ¿se
puede hablar de herederos de EG?
Más que ‘herederos’ de EG, podemos hablar de
grupos, personas y colectivos influidos, de manera más o menos transversal, por
su música e ‘ideario’. Hablo de gente como Fasenuova, Pansonic, Bolidén, Blood
Room, Antiguo Régimen, o el propio José Macabra, de quien hablábamos antes, y que
es paradigmático de algo a tener muy en cuenta: el hecho de ser personas con
una edad muy inferior a la de los miembros de EG. Eso confirma que su sonido es
influencia evidente en la escena industrial que se desarrolla a día de hoy.
¿Qué aporta la música de EG?
Eso lo tendría que explicar por separado cada
uno de sus oyentes. Y, de ser así, estoy seguro de que daría para mucho.
Particularmente, considero que su música aporta una desconexión de la realidad
que nos pretenden imponer, logrando una conexión con la verdadera realidad
interior del oyente, su ritmo, su pulsión, sus inquietudes.
Parece que son más respetados
y reconocidos fuera que dentro de nuestras fronteras, ¿esto es así?
Absolutamente. España no sólo sigue siendo un
país aquejado de una incultura musical extrema sino que, en los últimos años,
esta incultura se está acentuando gracias a la facilidad que encuentran los
poderes establecidos para seguir sobornando la inteligencia del ciudadano. Además,
cuentan con el inestimable apoyo de los medios de incomunicación. Es todo un
sistema perfectamente engrasado. De hecho… imagina que mañana surgiese una
corriente punk radical en España… ya sabes, acabarían todos en la cárcel. Esto
es global, lo sé, el acoso y derribo de los mercaderes a todo aquello que pueda
llevar a la ciudadanía a pensar, poniendo así en riesgo sus ventas. Pero no
afecta igual a España, que ya lleva a rastras años de incultura –no sólo
musical-, que a Inglaterra, por ejemplo, en que la música forma parte del ADN
común.
A la hora de hacer el
documental, ¿qué ha sido lo más complicado y qué lo más placentero?
Lo más complicado, sin duda alguna… más bien lo
único complicado, ha sido el tener que sacar adelante un proyecto sin ningún
tipo de apoyo en la financiación, contando con el esfuerzo y buen hacer de un
equipo de personas implicadas y comprometidas con una apuesta tan radical como
enriquecedora. Lo más placentero, aparte el proceso de inmersión en el proyecto
y en la magistral sabiduría audiovisual de José Ramón da Cruz, ha sido el poder
acercarnos a la intimidad de personas tan honestas como Arturo Lanz y el resto
de participantes.
¿De qué modo cambia la música
el mundo?
No creo que la música cambie el mundo. Si algo
cambia es a los propios oyentes. De ellos es ya, luego, la tarea de cambiar el
mundo que les rodea. Considero que los músicos, como cualquier otro artista,
sólo son emisores, y con eso ya hacen demasiado. Los receptores de ese arte son
quienes deben considerar si merece o no la pena cambiar el estado de las cosas.
La Movida parece que es una
etapa musical (y no sólo) inagotable. ¿Qué es lo más fascinante de este
momento, a su juicio?
Lo más fascinante de ese período de tiempo, si
olvidamos el porcentaje de manipulación que pudo contener, fue esa actitud punk
de “todos podemos hacer lo que queramos”… y el hacerlo. Hacer cosas porque me
apetece, no porque estén bien pagadas o sean lo que todos dicen que hay que
hacer. Lamentablemente esa era la teoría, pero la práctica demostró que sí
interesaba, y mucho, el que estuviese bien pagado. Por eso no creo que fuese
para tanto, de verdad. Hoy también se hacen cosas a pesar y en contra de todo…
como este documental, por ejemplo.
Los integrantes de EG viven
separados por miles de kilómetros y, aun así, siguen en activo. ¿Qué se pierde
–si es que se pierde algo- en una banda cuando se trabaja ‘a distancia’?
En el caso de EG es evidente que no pierden
nada. Ellos siempre han ido ganando y creciendo, y ni siquiera en sus inicios
puede decirse que trabajasen tan unidos, con esa idea que tiene cualquiera de
cómo debe funcionar un grupo musical. A pesar de todo, EG quizás sean una
anomalía. Una esplendorosa anomalía.
¿Qué tal está funcionando el
documental?
De momento, estamos muy satisfechos. Geometría del esplendor ha obtenido
premios en los festivales de documental musical más importantes de España, el
In-Edit y el Dock of the Bay, y recientemente ha sido seleccionado para el
IBAFF, que no es un festival exclusivo de documentales, sino de cine, en
general, lo cual confirma muchas de las opiniones que hasta el momento ha
suscitado. Se está valorando el documental más allá de su supuesto género
musical, que era una de las intenciones cuando nos pusimos a ello. Así que muy
satisfechos, ya digo.
Y, después de Geometría del esplendor, y teniendo en
cuenta lo bien que está funcionando, ¿tenéis algún proyecto en mente?
Más que en mente. Hemos comenzado ya con
nuestro nuevo proyecto. Un documental sobre la figura del poeta canario Félix
Francisco Casanova, uno de los mejores que ha dado este país. Un maldito al que
algunos sitúan en la línea de Leopoldo María Panero, y no pocos consideran el
Rimbaud español, pero muy distinto a ellos y menos reconocido. Casanova murió a
los 19 años, supuestamente víctima de un escape de gas. Para entonces ya había
dejado una obra literaria de una extraña y extrema belleza. Vamos a acercarnos
a su figura y su literatura, al margen de las etiquetas que comentaba antes y
que, quizás, han hecho que muchos no puedan apreciarla como merece. Y lo
haremos con toda la libertad y capacidad de experimentación que tanto nos
gusta, para dotar al documental del aura poética que aún tiene este autor. Ya
estamos en ello.
Esther Peñas
*Mañana se proyectará en Murcia dentro del IBAFF el documental GEOMETRÍA DEL ESPLENDOR. Aquí tienes todos los detalles.
Pablo
Cerezal (Madrid, 1972) Escritor y guionista. Ha publicado la novela Los
Cuadernos del Hafa (2012) y, junto al escritor boliviano Claudio
Ferrufino-Coquieugniot, el volumen de crónicas Madrid-Cochabamba
(cartografía del desastre) (2015). En 2017 publicará
el diario de prosa poética Breve Historia
del Circo. Entre 2013 y 2015 participa en antologías literarias como Erosionados, El Descrédito. Viajes
Literarios en torno a Louis-Ferdinand Céline, y Hey
Bob! Asesor de guion en el
documental Quinuera
(2014),
coguionista de los documentales Madrid-Cochabamba (2015) y Geometría del esplendor (2016) y colaborador en
numerosos medios escritos, como Frontera D (España), La Razón (Bolivia), y Red
Marruecos (Marruecos). Mantiene los blogs Postales desde el Hafa y Vislumbres
de El Dorado.
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